Esta es la historia de un mapa que salvó cientos de vidas y cambió la concepción de la cartografía para siempre. Del plano de un distrito que venció a una implacable epidemia que segó la vida de 700 londinenses. Y del primer mapa utilizado como herramienta de búsqueda e interpretación de informaciones. Hablamos del precursor de una nueva disciplina, la visualización de datos, hoy compañera habitual de noticias o publicaciones científicas.

 

Nos situamos en agosto de 1854, cuando la populosa y caótica Londres, John_Snowcon más de 2.5 millones de habitantes, es la ciudad más grande del mundo. Con los últimos coletazos del verano, el corazón de esta urbe atestada y maloliente se estremece. En menos de una semana han muerto 700 personas, arrebatadas por el brote de cólera más violento de Inglaterra, en un área de apenas medio kilómetro de diámetro del barrio londinense de Soho.

Muy próxima al foco de la epidemia se encuentra la consulta del doctor John Snow. Este inquieto doctor, conocedor del deficiente alcantarillado y el grave problema de basuras que sufre la urbe, comienza a sospechar del agua de la cercana fuente pública de Broad Street. Y es que la mayoría de las casas de la época vertían sus residuos a los pozos ciegos situados en los sótanos. Vaciar un pozo negro costaba un chelín, un precio fuera del alcance del londinense medio. Como consecuencia, más de 200.000 pozos negros rebosaban a unos desagües diseñados sólo para recoger la lluvia. Por las calles corrían verdaderos ríos de detritus, que desembocaban en el Támesis.

 

Un mapa para visualizar al culpable
FaradayFatherThamesPara investigar las fuentes de la infección John Snow recurrirá a un método que venía utilizando desde hacía un tiempo: el uso de mapas para argumentar sus tesis. Armado con un plano de la zona asolada y con la ayuda del párroco local Henry Whitehead, comienza a anotar en él las muertes por cólera en el mes de septiembre. Para ello realiza un minucioso trabajo de campo, visitando uno por uno todos los edificios del área afectada y ayudándose de los registros del hospital de Middlesex, donde eran trasladadas muchas de las víctimas.

Sobre el mapa, unas finas líneas negras marcan el hogar de cada fallecido, de forma que se iban apilando unas sobre las otras a medida que el número de decesos aumentaba. Esto permitió conectar de forma visual la incidencia de la enfermedad con su concentración. Además, Snow localizó sobre el mapa los pozos de agua de la zona. Y el resultado fue demoledor: más del 70% de las muertes se habían producido en el área de servicio de la bomba de agua de Broad Street.

La investigación a pie de calle del doctor aclaró además algunos puntos oscuros. Es el caso de 500 trabajadores de un taller situado dentro de la zona de epidemia, pero en el que únicamente murieron cinco hombres. El disponer de una bomba de agua propia dentro del edificio les había salvado la vida. Lo mismo ocurrió en una destilería que contaba con un pozo privado. Peor suerte tuvieron algunas de las víctimas, que contrajeron el cólera pese a vivir lejos del pozo de Broad Street. Al parecer, por motivos laborales o familiares frecuentaban esta calle, donde bebían de la fuente.

Y el resultado fue una de las primeras infografías de la historia:

 

Snow-cholera-map (1)

 

Apoyándose en estos datos, John Snow consiguió persuadir a las autoridades para que quitasen la manivela a la bomba de agua, con lo que fueron disminuyendo los casos de la enfermedad. Algo más tarde se descubrió al culpable: los pañales de un bebé enfermo que se filtraron al agua subterránea a través de un pozo negro.


Una herramienta para interpretar el mundo

El doctor Snow no sólo acababa de salvar cientos de vidas. Su rigurosa investigaciónJohn_Snow_memorial_and_pub rompía con uno de los paradigmas de la época, la teoría miasmática de la enfermedad, que creía en el contagio a través de las ‘miasmas’, emanaciones fétidas del suelo y de las aguas. Se abría la puerta a la epidemiología moderna y al estudio sistemático de la propagación de enfermedades.

Otro aspecto muy interesante es que nos encontramos ante uno de los ejemplos más tempranos de la visualización de datos, una herramienta fundamental para comprender nuestro mundo en la actual era digital, de la que hablaremos en próximas entradas de este blog.

Si paseamos atentamente por Londres, aún hoy podemos rastrear las huellas de este emocionante episodio de la historia. Un bordillo de granito rosa nos indica el espacio que ocupaba entonces la fatídica bomba de agua. Muy cerca, podremos beber unas cervezas (o agua si somos muy osados) en un pub con el nombre del doctor, donde se reúne ‘The John Snow Society’.  Y al salir, ya entonados, intentaremos no tropezar con la réplica de la bomba de agua (sin manivela, of course)  que se erigió en 1992 como homenaje al doctor Snow y su benéfico y revolucionario mapa.

Si deseáis más información, os proponemos esta charla TED donde el escritor Steven Johnson nos habla de su libro ‘El Mapa de los Fantasmas’, sobre el brote de cólera de Londres y su impacto sobre la sociedad moderna.