¿Qué regiones del mundo conoceríamos si camináramos en línea recta desde España? En el post anterior os propusimos iniciar esta excitante vuelta al mundo recorriendo el paralelo 40 N desde Castellón de la Plana. En esta segunda entrega, dejamos el puerto de Otranto y cruzamos el Adriático para desembarcar en Albania.
Búnkeres, historia y playas esmeralda
Aunque su topónimo autóctono (Shqipëri/Shqipëria) significa Tierra de Águilas, bien podría significar tierra de búnkeres, pues hasta 750.000 de estas construcciones salpican el país, fruto de la locura del dictador Enver Hoxha. Nuestro paralelo nos deja en el puerto del pequeño pueblo de Piqeras, en el corazón de la Riviera albanesa.
Esta franja de costa bañada por el Mar Jónico es uno de esos escasos destinos de vacaciones paradisíacas aún no invadidos por las hordas de turistas. Sus pueblos costeros, como Shen Vasil, Sasaj, Nivice, Spille, Qeparo, Jal o el propio Piqeras, cuentan con una magnífica arquitectura tradicional en forma de templos, castillos, monasterios y pequeñas iglesias, playas solitarias de color turquesa y una gastronomía envidiable.
Sin abandonar Albania, nos adentramos en el interior y entramos en la región de Gjirokaster, donde se encuentra la ciudad de Gjirokastra, Patrimonio de la Humanidad y que cuenta con uno de los patrimonios artísticos más importantes de los Balcanes.
La Unesco dijo de ella que es “un raro ejemplo de un bien conservado pueblo otomano, construido por grandes propietarios terratenientes“. Sus edificios más típicos son los kules, un tipo de casa-torre de origen turco muy característico de la región balcánica.
La patria de Alejandro Magno y el Olimpo de los dioses
Desde allí llegamos a la región de Macedonia, al norte de Grecia. La patria de Alejandro Magno es una tierra lluviosa y siempre fresca, con numerosos ríos y arroyos que la cruzan a lo largo y ancho del territorio. Es una zona poco masificada por el turismo, en la que hay verdaderos tesoros arqueológicos, una ciudad deliciosa y acogedora- Tesalónica- y una península, la Calcídica, que reúne el monte Athos y algunas playas espectaculares.
Al sur de Macedonia, en el límite con la provincia de Tesalia, se encuentra el Olimpo, el monte más alto de Grecia. En la mitología griega el Olimpo era el hogar de los dioses, presididos por Zeus. Desde este monte Zeus y sus hermanos, Poseidón y Hades, ayudados principalmente por los Gigantes, los Cíclopes y los Hecatónquiros, combatieron a Crono y los Titanes en la guerra conocida como Titanomaquia. Tras la victoria, los dioses moraban allí en mansiones de cristal. En realidad no se trata de un monte único, sino de una cadena montañosa, dentro de la cual destaca la cumbre del Olimpo con sus 2.917 metros de altura sobre el nivel del mar. Ascender hasta la cima de este legendario monte es una experiencia inolvidable.
Un monte sin mujeres, niños ni animales hembras
Nuestro paralelo también discurre por el Monte Athos, hogar de 20 monasterios ortodoxos (griegos, rumanos, ruso, búlgaro, serbio y georgiano). Aunque están bajo soberanía griega, conforman un territorio autónomo exento de ciertas leyes, hasta el punto de prohibir la entrada a todas las mujeres que no pueden acercarse a 500 metros de su orilla.
Este centro espiritual de la Iglesia ortodoxa griega fue creado en el siglo XI y alberga algunos de los más antiguos y remotos monasterios del planeta. Se trata del mayor lugar del mundo donde existe veda a las mujeres. En la actualidad residen en él unos 1.400 monjes y cada día sólo se permite la visita de 100 peregrinos ortodoxos y otros 10 no ortodoxos.
Pero no sólo las mujeres están prohibidas, un reglamento del siglo X afirma que todos los animales que sean hembras están excluidos del lugar. Sólo los hombres capaces de tener barba podían visitar este sitio, por lo que los niños y eunucos estaban descartados. El temor era que una mujer se hiciera pasar como niño o eunuco para colarse dentro, algo que los monjes no han podido evitar por completo. Durante la guerra civil griega, entre 1946 y 1949, algunas mujeres y niñas entraron persiguiendo a sus rebaños; en 1953, una mujer griega entró en el lugar vestida de hombre y en mayo de 2008, cuatro mujeres moldavas fueron abandonadas allí por traficantes de personas y los monjes las perdonaron.
Y EN LA PRÓXIMA ETAPA DEL VIAJE…
En la próxima entrega nos adentraremos en las populosas calles de Ankara, la capital de Turquía, conoceremos la antigua ciudad de Erzurum y Yerevan, la capital de Armenia, un auténtico diamante en bruto para los viajeros más intrépidos.
Desde allí y tras ascender al Monte Ararat, donde la Biblia sitúa el Arca de Noé, nos adentraremos en Azerbayán y hasta alcanzar su capital, Bakú, donde hibridan el vanguardismo y la antigüedad con un resultado de lo más sorprendente.